domingo, 19 de junio de 2011

Refinamiento



Una de las convicciones de mi amigo es que para aparentar una refinación que no se tiene, lo mejor es estirar el dedo meñique. Ya sé que esta postura la mantienen de forma subconsciente más de uno, pero Susodicho la defiende de forma argumental y razonada.
En cierta ocasión, tomábamos el té con unos condes en nuestro trastero de la mansión de New Jersey, cuando uno de nuestros invitados pareció sentirse irritado por el meñique de mi amigo.
- Si ese meñique suyo, joven, fuera un arma, nos habría apuntado a todos una docena de veces -le espeto el anciano Sir Cederick del Pasamanos, grande de España y mediano del Piamonte.
Susodicho, que es poco proclive a los argumentos de la escuela del Peloponeso, digirió mal (mal, muy mal, ¿para que nos vamos a engañar?) la observación del noble amigo.
- Querido Sir Cederick. si se refiere usted a que antes, en la intimad de las cortinas estuve sacándome mocos con este mismo dedo, he de advertirle que es usted un cotilla. -En este punto se levantó airado y arrojó la servilleta sobre la mesa- Asin que Veste a la mierda.
 Y se marchó dando un portazo

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