viernes, 1 de mayo de 2015

El retorno del comendatore

 En nuestra incansable lucha por la recuperación de la cultura en todo su extenso significado, tenemos en este día el inmenso placer y la grata satisfacción de volver a traer a la luz pública una de las más controvertidas obras de la dramaturgia universal, producto de uno de los autores más polémicos de los pasados siglos.
Pier Paolo Aniceto del Piamonteso es uno de esos dramaturgos malditos, cuya obra ha sido ocultada por las mentes bien pensantes de la ortodoxia oficial. Fue muy conocido en su época como fontanero y encofrador. En esta última labor destaca como uno de los más brillantes artistas. Según la enciclopedia británica era un virtuoso del encofrado, y se lo podría catalogar como el Miguel Ángel de tal arte.
Como autor teatral escribió numerosas obras. La inmensa mayoría no llegaron a estrenarse nunca. La  que hemos rescatado, El retorno del comendatore, fue estrenada un 30 de Abril en el teatro de la guardería infantil de Nápoles de la Frontera. Fue una obra pionera y rompió muchas barreras. Jamás nungún autor se había atrevido a quemar un castillo en el escenario antes, ni ninguno volvió a hacerlo después. Sin embargo la crítica se cebó en unos supuestos desnudos femeninos que decían que no aportaban nada a la trama y eran de todo punto innecesarios. Nosotros creemos sinceramente que no hay ninguna escena de más. Es más, hemos hecho una encuesta en nuestros círculos cercanos y nos hemos encontrado con que el 100% de los hombres estaba de acuerdo en que esas supuestas escenas realzaban la plásticidad de la acción y daban más dinamismo a los diálogos.






EL RETORNO DEL COMENDATORE
de Pier Paolo Aniceto del Piamonteso

Obra de Teatro costumbrista en 7 actos

Reparto de la obra (En su estreno en el Teatro anexo de la guardería "Pinocchio era un bambino molto difichile et de madera de pino baratto" de la ciudad de Nápoles de la Frontera)

Comendatore Ricardone                                 Ernesto Lambretta
Doña Augusta                                                 Merceditas Marcapassini
Señor Spock                                                    Luis Ricardini Cantidubi
Doña Filántropa                                              Maria Antonieta de la Acebucchia
Emérita Canalejas                                           Augusta Alpesto
Conde Fabricchio Prandemolinni                   Augusto Mequedeao
Luis Ricardini Cantidubi                                Jacarando Ricochette
Ernesto Lambretta                                           José Luís Spock
Jacarando Ricochette                                      Fabricchio Prandemolinni
Lucrecia Rigoletto                                          Filántropa Alpesto
Crescenda Rigoletto                                       Lucrecia Rigoletto


ACTO I

El escenario simula ser el gran salón del castillo de Prandemolinni. Hay una gran chimenea en el centro del proscenio y una gran escalera de caracol que conecta el gran salón con la terraza del proscenio. Si hace falta se construye otro proscenio. La escalera debe ser de forma de caracol, pero no hace falta que lleve cuernos.
Hay un gran mural al fondo que representa la batalla de Montecarlosonne, donde el rey Amadeo Queteveo desmontó de un cantazo al usurpador Parmecio Hasidoniño. Hecho que en su momento será ampliamente comentado.
Al levantarse el telón está en escena Jacarando Ricochette, mayordomo y ayuda de cámara del conde Fabricchio. Jacarando está limpiando con un plumero las brasas de la chimenea.

JACARANDO RICOCHETTE: ¡Cuanta mierda hay en este castillo! mi arma. Ohú, y er tonto der plumero este, pos no va y se prende. Mare mía que se va a quemar el castillo.

En efecto, mientras dice esto, a Jacarando se le ha prendido de llamas el plumero e intentando apagarlo ha prendido el escenario.

JACARANDO RICOCHETTE: ¡Ohú, que se va a quemar el castillo! Ya verás cuando vuelva el comendatore.



ACTO II

El escenario simula ser la ducha de la casa de las hermanas Rigoletto. Al levantarse el telón ambas están duchándose.

LUCRECIA RIGOLETTO:  Hay que ver que sucias estamos. Ven que te frote la espalda.
CRESCENDA RIGOLETTO: ¡Ay sí, sí, frótame la espalda, sí!

Se oye en este punto que llaman a la puerta.

CRESCENDA RIGOLETTO: ¡Que fastidio! Llaman a la puerta. Ven, vamos a abrir.
LUCRECIA RIGOLETTO: Es verdad, que fastidio. Vamos a abrir la puerta. Como somos tontitas no hace falta que nos tapemos con la toalla.
CRESCENDA RIGOLETTO:Sí, es cierto. Que tontitas somos.

Salen ambas de la ducha y cuando están a punto de salir del escenario se oye una voz que les dice:

VOZ EN OFF: Déjelo, ya volveré otro día.

Ambas hermanas vuelven a la ducha.



ACTO III

El escenario simula ser el jardín de las ruinas requemadas del castillo de Prandemolinni. Hay un árbol frondoso en el centro y a sus píes una mesa con el servicio del desayuno. Sentados a la mesa se encuentran Doña Augusta y el señor Spock. Doña Augusta es una señora entrada en años y en carnes, de rostro severo y mirada muy dura. Come con fruición en todo el acto y apenas levanta la vista de los platos. El señor Spock es un hombre en la cuarentena sumamente elegante y con las orejas de pico. Jacarando Ricochette, mayordomo y ayuda de cámara del conde Fabricchio está pasando el plumero al césped. Al levantarse el telón entran en escena Ernesto Lambretta y Doña Filántropa. Ernesto es un joven sumamente amanerado que está aprendiendo el idioma y habla pronunciando con dificultad. Doña Filántropa es muda.

SEÑOR SPOCK (Viendo venir a los recien llegados): Mis queridos amigos.
ERNESTO LAMBRETTA:  Yyyyooooo yooooo Io Lló Yo...yo kiera, querendo, Io curía quiera Lló curió...
DOÑA FILÁNTROPA:...
SEÑOR SPOCK: Mis queridos amigos, ¡Que sorpresa más agradable verlos por aquí!
ERNESTO LAMBRETTA: Io quiera un madalenno, lló qusié uno madalenio...
SEÑOR SPOCK: Mis queridos amigos, ¿usted quiere un madalenio, mi querido amigo? pues no hay. Solo magdalenas, ya es casualidad, ¿a que si? Mi querido amigo.
DOÑA AUGUSTA: Las magdalenas son mías.
DOÑA FILANTROPA...
Vase



ACTO IV

El escenario simula ser la ducha de la señorita Emérita Canalejas, que casualmente se está duchando en ese momento.

EMÉRITA CANALEJAS: ¡Ay que ver que sucia estoy! Voy a frotarme con entusiamo berebere.

En ese momento llaman a la puerta. Emérita cierra el agua y se da cuenta de que no tiene a mano la toalla. Sale de la ducha y se dirige a la puerta. Pero al llegar a ella se oye una voz:

VOZ EN OFF: Déjelo, ya volveré otro día.

EMÉRITA CANALEJAS: Bueno, pues volveré a la ducha



ACTO V

El escenario simula ser el despacho en el ministerio de los ultramares del Conde Fabricchio Prandemolinni, que se encuentra sentado en su mesa de trabajo. El Conde es un hombre joven y apuesto. De buena posición y elegante porte. Se encuentra con él su secretario,  Luis Ricardini Cantidubi. Éste es un pollo pera de afilada mirada y acerada lengua. 

FABRICCHIO PRANDEMOLINNI: ¿Ma como sei possibile, mio caro ragazzo? 
LUIS RICARDINI CANTIDUBI: Hijo, señor conde, de verdad, de verdad.
FABRICCHIO PRANDEMOLINNI: Ío no capischi. ¿Como sei posibile que se hay quemato il mío castilleto porque estaba moito succio? Ío non capischio.
LUIS RICARDINI CANTIDUBI: Pues cuando vuelva el comendatore le pregunta usted.
FABRICCHIO PRANDEMOLINNI: Ma, ¿E donde está el comendatore?
LUIS RICARDINI CANTIDUBI (Mirando con cara de saber algo y no querer decirlo): Eso, señor mío, puede ser un gran misterio.
Vanse ambos.



ACTO VI

El escenario simula ser la ducha de las hermanas Rigoletto, que ya vimos en el acto II, han invitado a ducharse con ellas a la señorita Emérita Canalejas. Al levantarse el telón, casualmente están las tres en la ducha.

EMÉRITA CANALEJAS: Hay que ver que sucias estáis, venid que os frote.
CRESCENDA RIGOLETTO: Sí, sí, frótanos que estamos muy sucias.
LUCRECIA RIGOLETTO: Sí, eso frótanos. Y ya luego, si eso, te frotaremos nosotras.
EMÉRITA CANALEJAS: ¡Que bien lo pasamos! ¿Verdad?

Llaman a la puerta en ese momento. Las tres jóvenes se miran y deciden ir las tres a abrir. pero se han olvidado las toallas. Asi que salen de la ducha y cuando están a punto de salir de escena se oye una voz desde el exterior.

VOZ EN OFF: Déjelo, ya volveré otro día.

CRESCENDA RIGOLETTO: ¡Vaya, que fastidio!
LUCRECIA RIGOLETTO: Sí. Pero como somos tontitas...
EMÉRITA CANALEJAS: Es verdad, que bien lo pasamos.



ACTO VII

El escenario simula ser el jardín de las ruinas requemadas del castillo de Prandemolinni. Pero ahora visto como si vinieramos de la parte norte de la carretera de Florencia. Hay que construir un pueblo para que se vea a lo lejos.
En escena está Jacarando Ricochette, mayordomo y ayuda de camara del conde Fabricchio, pasando el plumero al cedro milenario que hay en el proscenio.

JACARANDO RICOCHETTE: Mare mía, cuanta mierda tiene este jardín. ¡Ohú, que jartito me tienen! Pero tú te puedes creer cuanto porvo tiene este árbol. Esto no lo han fregao ni en la pascua ni ná.

Entra por la derecha del proscenio el Comendatore Ricardone. Es un hombre de unos 45 o 74 años, o una cosa o la otra, pero las dos al mismo tiempo no. Es alto y fornido, rechoncho y cabizbajo, lleva greñas y una gafas de esas gordas y grandes para presumir de que en Italia hay cristal para dar y regalar. Entra distraido y pensando en sus cosas. Repara en que el castillo se ha quemado y se dirige a Jacarando.

RICARDONE:  Pero, ¿Qué ha pasado?
JACARANDO RICOCHETTE: Buenos dias Comendatore, pues que se ha quemado el castillo.
RICARDONE: Se ha quemado, claro. Es verdad. Que cosas pasan. Hay que ver. Pues nada, ¿que se le va a hacer?
JACARANDO RICOCHETTE: Pues eso he disho yo.
RICARDONE: Pues nada. Yo llevo todo el día buscando una dirección y tocando puertas para preguntar y no me han abierto. En fin. Ya he retornado.



CAE EL TELÓN

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