lunes, 22 de junio de 2015

Los escritores malditos I. Los poetas

Vamos a dar comienzo hoy, por gentileza del "Gabinet of scrittors maldits of the eminent proffesor Susodicho Smitsonian", a una serie de clases magistrales sobre uno de los géneros más controvertidos de la literatura universal.
Se llaman escritores malditos a todos aquellos escritores que han tocado temas que se consideraban politicamente incorrectos, de mal gusto, inconexos con la realidad, excesivamente cursis o que escribían con faltas de ortografía.
Hoy, por ser el día que es (lunes) vamos a empezar a hablar de los poetas malditos, y más concretamente de:



Don Fewderico Picosquina, Vate.
Sus padres lo bautizaron como Federico García. Cambió su nombre cuando se consideró mayor de edad debido a ciertas deudas de juego. De pequeño le llamaban Federiquín y le daban cocotazos.
Fue compañero de colegio de Gustavo Adolfo Becquer, a quien guardó ojeriza el resto de sus días. Parece ser que esa rivalidad comenzó cuando eligieron delegado de clase en cuarto de primaria y Gustavo le ganó por 34 votos. Federiquín impugnó las votaciones y el maestro, el reverendo padre Pérez, le dio un capón y lo castigó sin recreo.
De esa época parecen datar estos versos:
Padre Pérez
eres muy feo
y como no te esmeres
mal te veo
y te voy a dar una hostia que te voy a poner la cara del revés
hijoputa.

Cuentan las crónicas de ese tiempo, que el joven Federiquín se enamoriscó  de una moza plebeya que vivía en el mismo barrio. Parece ser que la rondaba, y dada su natural timidez no se atrevía a hablarle directamente. Viendo que sus condiscípulos usaban de escribirles notas con versos a los objetos de sus amores, decidió hacer lo mismo y le escribió

Mujer, de mis sueños azote
tus ojos son muy bonitos
tienes un culo que me pone palote
te voy a voy a hacer guarrerías hasta que te de hipo
y te regalaré de mermelada un bote



Recibió una orden de alejamiento y un suspenso en la asignatura de rimas. No desistió de su empeño y volvió a escribirle el mismo verso pero en un papel limpio. Esta vez se lo mandó por correo certificado y esta vez la bella, de su puño y letra, le contestó:

Muy señor mio:
Que me dejes.
Gilipollas.
Atentamente:
La Bella.



Consternado, se dejó el bigote, aprobó álgebra y quiso meterse en la legión extranjera. Le pillaba muy lejos (en el extranjero nada menos) y optó por no alistarse.
Con el paso de los años acabó sus estudios y entró a trabajar de contable en una casa de moneda y timbre. Pronto se hizo encargado de los timbres y las campanillas, llegando a hacerse amigo de Peter Pan, a quien escribió en la dedicatoria de un recibo:

Pedro, Pedro
¡Que cabrón eres, muchacho!



Por esa época empieza a cobrar fama la obra de Becquer, Fewderico (ya se había cambiado el nombre) escribe:

Me postraré en el balcón de mi casa
con la escopeta de postas preparado
y cada vez que vea pasar una golondrina 
me la cargo
Veras tu como no vuelven



Tiene un éxito discreto. Es retado a un duelo por Don Jacinto Margarito, que padecía un golondrino y se siente aludido por el poema.
La autoridad impide que se batan como dos vulgares huevos para una tortilla. A modo de disculpa, en el prefacio de su primera obra "Rimas, pero de las buenas" escribe
"Al señor Don Jacinto Margarito, a modo de desagravio, me gustaría dedicarle este sencillo poemilla:
Te has salvado por el canto de un duro
caraculo"


Destaca de esta primera obra este soneto:
Que es poesía
me preguntas,
pues míralo en un libro
y no des mas el follón
que eres muy pesadita, rica



El ministerio quiere retirarle el titulo de graduado escolar con carácter retroactivo y toma cartas en la historia la Santa Inquisición.
Se inicia así uno de los procesos mas vergonzantes de la historia universal, el conocido como proceso 1854/75/A48-00/ANN32. El inquisidor general del reino designa a Benigno Párvulo Primo, a la sazón inquisidor becario para que lo juzgue.
El proceso comienza un 22 de junio. Se somete a Fedewrico Picosquina a un dictado. Es un dictado muy difícil, lleno de haches y uves y beses, con muchos acentos y puntos y comas y de todo.
Aprueba con un cinco raspado y se le somete entonces a la prueba de las sumas y restas. Hay que tener en cuenta que eran tiempos remotos y las operaciones aritméticas había que hacerlas a mano, no venían ya hechas, como hoy en día. El insigne vate aquí falla, se hace un lío entre el 7 y el 4 y suspende.



Es la ignominia inmediata. El descrédito absoluto. Que un hombre de 42 años tenga que volver a sacarse el graduado escolar era una tara muy tremenda en aquella época. Encima le retiran el título de poeta y le prohiben escribir nada que rime.
Acabó sus días repitiendo otra vez sexto. Se le habían atrancado las ciencias naturales y no había manera de que se aprendiera las partes de una flor.
En su epitafio se puede leer:
¿Por una mirada un mundo?
Pero ¿Tú eres tonta, rica?





domingo, 7 de junio de 2015

La correspondencia secreta de Spiderman

Estimado profesor Octopus:
Espero que al recibo de la presente esté usted bien.
El motivo de esta carta es para comunicarle que en nuestro último encuentro estuvo usted muy grosero. Es cierto que siendo usted un archivillano y yo un superhéroe nos peleemos, nos demos de mamporros y hasta que intentemos matarnos. Más usted, que como es muy malo, siempre está intentando hacer daño al prójimo. Pero eso no es excusa para que me insulte. No me importa si me llama sucio trepamuros, o lacayo de los polizontes o alguna de esas expresiones tan pintorescas que se le ocurren a usted, no sé si por efecto del alcohol o de su pura maldad, que le reconcome el cerebro, pero llamarme Cabronazo me parece un exceso.
Por otra parte, me gustaría decirle que si tenía intención de tenderme una emboscada este sábado, que no voy a poder asistir por haber quedado con unos amigos para ver el partido. Si a usted le da igual me puede tender la emboscada el domingo. Y si me hace el favor, que no dé mucho el sol, que ya hace calor para pelearnos y termino sudando como un pollo.
Atentamente...



Señor Spiderman:
Acabo de recibir su carta de fecha 15 del presente y me quedo consternado.
Me dice usted que yo le insulto, ¡Yo! que soy un bendito del señor. Ya ve usted, porque una vez en el calor de la trifulca le dije cabronazo, seguramente sin querer y con seguridad sin ninguna intención de ofenderle. En cambio usted me ha dicho que me voy a quedar calvo y que me huele el aliento y yo no me quejo.
Y no voy a entrar en el gasto tremendo que me ocasiona usted cada vez que me rompe una de las patas metálicas. ¡Que son de tungsteno, señor mío! Y el seguro no las cubre de ninguna de las maneras.
Este sábado no tenía intención de tenderle ninguna emboscada. Quería ver el partido yo también, está el Betis de Broklyn que se sale. La verdad es que da pena el Rayo Manhattiano, con lo bien que iba la temporada pasada.
Pásese por el Corte Neoyorquino de la Quinta Avenida y cómprese un disfraz de spiderman transpirable, que los tiene por cuatro cuartos.
Atentamente...

Profesor Octopus:
(¿Qué es esto de que se le llama a usted doctor en algunos círculos? Pero si suspendió usted microbioneurología de cuarto, ¿cómo va a tener un doctorado?)
¿Me llamaba guarro en su última carta?
Atentamente...



Spidermanito:
No me andes tocando los cataplines, rico.
Tengo un doctorado, te guste a ti o no. Es cierto que está a nombre de otro investigador, pero el título es mío.
No te llamé guarro, que podría, porque echas un pestazo a sudor que dan ganas de dejarte ganar y no pelearse contigo. ¿Tú te duchas? Me refiero a que si lo haces a menudo, y no me vale eso de que te duchas una vez al mes lo necesites o no.
Por cierto, ¿fueron imaginaciones mías o me guiñaste un ojo el otro día en el atraco del banco?
Atentamente...

Octopus:
¿Qué estás insinuando? Se me metió una carbonilla en el ojo y no pude evitar parpadear. Eso no significa nada. Lo mismo te podría decir yo, que me tocaste el culo. ¿O crees que no me di cuenta? ¡¡Que para darme un puñetazo en el pecho no hace falta palparme las nalgas, listo!!
Yo me ducho todos los días, que lo sepas. Y uso un desodorante de La Toja muy bueno que me compra una tía mía.
Atentamente...



Spiderman:
Esto ya pasa de castaño oscuro. Me has destrozado dos brazos metálicos ¿Tú sabes lo que me va a costar arreglarlos? Mira, pensaba regalarte dos entradas de tribuna para la final de la copa y te voy a regalar una mierda.
Y que sepas que ahora cuando nos volvamos a pelear te voy a tirar los puñetazos con mala intención.

Octopus:
No tienes huevos tu a darme un puñetazo a mí a mala baba.
Te cojo y te reviento, muchacho.
Te voy a echar telarañas hasta que te escuezan los ojos.
Te voy a meter un abrelatas por el culo y vas a parecer un transformer mal terminao, muchacho

Spiderman de pacotilla
Eres un andrajoso y un bocazas.
Tú no has usado desodorante en tu puta vida. Tío marrano.
Y que sepas que me ha contado El duendecillo verde que a él también le has tocado el culo. A ver si ahora va a resultar que eres un poco mariposón.

Me cago en tu padre, Octopus.
Atentamente...